Sus archivos se perdieron en un incendio en 1560, lo que complica reconstruir el devenir histórico del monasterio y después Colegiata de Santa Cruz. La primera referencia se remonta al año 1073, un documento en el que aparece como firmante el abad Iohannis de Sancta Crux de Chastanieta.
Se enclava en un punto estratégico y paso obligado en el que confluyen las principales vías que cruzan longitudinal y transversalmente la región. La iglesia fue concebida con una sola nave, crucero, tres ábsides (uno de ellos desaparecido), linterna y torre cuadrada adosada al muro sur.
Sus proporciones son inusuales en el románico cántabro. En su interior destaca la calidad de la escultura monumental, mucho más rica que la que encontramos en el exterior.
Es destacable el Cristo gótico del siglo XIV, el retablo situado a la izquierda del crucero realizado en 1641 y la capilla de 1706 que manda construir el Capitán Frómesta, así como el bello ábside con ocho arcos de medio punto que apoyan en capiteles de gran riqueza.
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