En
el barrio de Campo, en la población lebaniega de Bores, se localizan
estos dos imponentes torreones medievales mandados levantar por Iñigo
López de Mendoza, primer Marqués de Santillana, en el siglo XV. Se
conoce que en el año 1624 pertenecían a García Sánchez de Campo
de la Lama. Dominan y protegen el camino histórico que une Bores con
Vega de Liébana.
Un camino amurallado protege los 80 metros entre ambas. Debieron contar con tres pisos, los cuales se comunicaban con escalas internas. En caso de necesidad las escaleras eran retiradas y los pisos quedaban aislados. Se observan arcos de medio punto en las entradas y saeteras adaptadas para arcos, ballestas o mosquetones.
El entorno se conserva prácticamente inalterado. Las Torres de Campo han llegado a nuestro tiempo en estado ruinoso. Tras aguantar en pie varios siglos, son los años recientes los que están acelerando su riesgo de destrucción. Una de ellas ha perdido las sillerías de sus esquinales, lo cual deja sus muros en estado precario. Según me comentaron vecinos de Bores, es el dueño de las torres quien ha retirado los sillares.
En lugar de preservarse y figurar con orgullo dentro del legado histórico cántabro, donde figuran es en la Lista Roja del Patrimonio (ver comentarios). Después de conocer las torres y su entorno, cuesta creer (o no) que la principal amenaza a la que se enfrentan sea un proyecto que pretende derribarlas, construir y crear un campo de golf.
Un camino amurallado protege los 80 metros entre ambas. Debieron contar con tres pisos, los cuales se comunicaban con escalas internas. En caso de necesidad las escaleras eran retiradas y los pisos quedaban aislados. Se observan arcos de medio punto en las entradas y saeteras adaptadas para arcos, ballestas o mosquetones.
El entorno se conserva prácticamente inalterado. Las Torres de Campo han llegado a nuestro tiempo en estado ruinoso. Tras aguantar en pie varios siglos, son los años recientes los que están acelerando su riesgo de destrucción. Una de ellas ha perdido las sillerías de sus esquinales, lo cual deja sus muros en estado precario. Según me comentaron vecinos de Bores, es el dueño de las torres quien ha retirado los sillares.
En lugar de preservarse y figurar con orgullo dentro del legado histórico cántabro, donde figuran es en la Lista Roja del Patrimonio (ver comentarios). Después de conocer las torres y su entorno, cuesta creer (o no) que la principal amenaza a la que se enfrentan sea un proyecto que pretende derribarlas, construir y crear un campo de golf.
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