El saliente rocoso en el que se asienta el faro encierra una historia poco o nada conocida. Es sabido que un contingente de 2000 hombres del ejército napoleónico se acantonó en Santoña (1810-1814), convirtiéndola en plaza de guerra intensamente fortificada. Las costas del Monte Buciero son "petardeadas", es decir, esculpidas y escarpadas a base de barrenos, con la finalidad de impedir un potencial acceso que habría inquietado a la plaza y desbaratado el sistema defensivo planteado en la península de Santoña.
Un informe militar firmado por el Coronel de Ingenieros Gabriel Breuille en mayo de 1812, dirigido al alto mando francés, desvela que el lugar elegido 50 años después para levantar el Faro del Pescador fue fortificado con un parapeto de mampostería seca. Es uno de los "atrincheramientos" o "retranchement" con los que los galos blindaron esta plaza de guerra de vital importancia para los planes del emperador.
Mayo 1812
Escarpes de la montaña de Santoña por la parte del mar...Se trabaja con la mayor actividad en escarpar quanto se ha juzgado necesario desde la punta de la Atalaya hasta San Martín, que están cerca de concluirse, principalmente los dos puntos principales a la izquierda del cabo de los Pescadores entre los quales se ha construído un atrincheramiento pequeño para poner en caso necesario un punto de observación. Se espera que todas las escarpas hasta San Martín estarán concluídas para 15 de Junio, y las más necesarias para fin de Mayo; en este caso, con tres puestos de 4 hombres cada uno, se podrá estar con seguridad por la parte del mar hasta San Carlos, y con la protección de este fuerte y el de San Martín, no habrá que temer mas que por la parte de la playa y de la ciudad. Se ha construido entre estas escarpas un atrincheramiento pequeño provisional que se ve perfectamente y que por consecuencia las defenderá en caso necesario.
Coronel de Ingenieros Gabriel Breuille
El atrincheramiento de la punta del Pescador se ha conservado parcialmente bajo el propio faro.
Es una obra de construcción elemental, un parapeto que protegía a la tropa y permitía controlar visualmente buena parte de la costa norte del Monte Buciero y de las costas que se extienden hacia occidente hasta llegar al Cabo de Ajo. El tramo costero que se aprecia en la imagen fue en parte esculpido artificialmente a golpe de explosivo en una operación que involucró a cerca de mil "obreros del país". El atrincheramiento napoleónico cuelga sobre unas costas escabrosas, a unos 14 metros sobre el nivel del mar.
Otros 6 atrincheramientos y una batería han sido descubiertos en el Monte Buciero santoñés entre los años 2010-2012. Ni los responsables regionales ni los locales se han dignado a interesarse por los descubrimientos, mientras el conjunto fortificado de Santoña (con más de 20 fortificaciones extendidas en un peñasco de 600 hectáreas) sigue agonizando, ajeno a la sociedad, olvidado y sin puesta en valor, cuando no es cementado ilegalmente con el triple del presupuesto requerido en operaciones político-inmobiliarias que destruyen los inmuebles y borran todo rastro de historia (un ejemplo), a cambio de dotar a inmuebles históricos del siglo XIX de conexión a internet, teléfono y calefacción, con unos acabados propios de un edificio de oficinas gubernamentales. Tras la inauguración los inmuebles pasan a ser cerrados, una vez que los políticos responsables del desaguisado han conseguido triunfales titulares otorgados por la prensa regional.
Coronel de Ingenieros Gabriel Breuille
El atrincheramiento de la punta del Pescador se ha conservado parcialmente bajo el propio faro.
Es una obra de construcción elemental, un parapeto que protegía a la tropa y permitía controlar visualmente buena parte de la costa norte del Monte Buciero y de las costas que se extienden hacia occidente hasta llegar al Cabo de Ajo. El tramo costero que se aprecia en la imagen fue en parte esculpido artificialmente a golpe de explosivo en una operación que involucró a cerca de mil "obreros del país". El atrincheramiento napoleónico cuelga sobre unas costas escabrosas, a unos 14 metros sobre el nivel del mar.
Otros 6 atrincheramientos y una batería han sido descubiertos en el Monte Buciero santoñés entre los años 2010-2012. Ni los responsables regionales ni los locales se han dignado a interesarse por los descubrimientos, mientras el conjunto fortificado de Santoña (con más de 20 fortificaciones extendidas en un peñasco de 600 hectáreas) sigue agonizando, ajeno a la sociedad, olvidado y sin puesta en valor, cuando no es cementado ilegalmente con el triple del presupuesto requerido en operaciones político-inmobiliarias que destruyen los inmuebles y borran todo rastro de historia (un ejemplo), a cambio de dotar a inmuebles históricos del siglo XIX de conexión a internet, teléfono y calefacción, con unos acabados propios de un edificio de oficinas gubernamentales. Tras la inauguración los inmuebles pasan a ser cerrados, una vez que los políticos responsables del desaguisado han conseguido triunfales titulares otorgados por la prensa regional.
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