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- TCH 12. Ermita de San Román de Moroso, Bostronizo
autor : López Campillo
6 jun 2013
Escondida
en los montes de Bostronizo, en un entorno prácticamente inalterado
por el paso de los siglos y la acción humana, a tiro de piedra de un
vetusto poblado fortificado cántabro y rodeada de leyendas: hoy toca
visitar la Ermita de San Román de Moroso.
De pequeñas dimensiones y notable altura, sorprenden sus sólidos muros de sillares perfectamente regulares, y su ábside cuadrado. Pudiera remontarse al siglo X, si bien la campa situada al norte de la ermita alberga una necrópolis en la que se desveló la existencia de buen número de tumbas de lajas y sarcófagos, así como una vasija litúrgica visigótica. La primera referencia escrita del templo de San Román de Moroso se remonta a 1.119.
En el interior, la nave queda separada del ábside por un arco triunfal en forma de herradura. La cabecera de la ermita queda orientada al este, quedando el acceso al templo (algo muy poco frecuente) al norte. El acceso repite la forma de herradura, su arco se apoya en dos columnas rematadas en capiteles estriados. La espadaña es un añadido del siglo XVIII.
Modillones característicos del mozárabe sostienen el alero del tejado, con destacadas decoraciones de flores de cuatro, seis y ocho pétalos, círculos y esvásticas.
De pequeñas dimensiones y notable altura, sorprenden sus sólidos muros de sillares perfectamente regulares, y su ábside cuadrado. Pudiera remontarse al siglo X, si bien la campa situada al norte de la ermita alberga una necrópolis en la que se desveló la existencia de buen número de tumbas de lajas y sarcófagos, así como una vasija litúrgica visigótica. La primera referencia escrita del templo de San Román de Moroso se remonta a 1.119.
En el interior, la nave queda separada del ábside por un arco triunfal en forma de herradura. La cabecera de la ermita queda orientada al este, quedando el acceso al templo (algo muy poco frecuente) al norte. El acceso repite la forma de herradura, su arco se apoya en dos columnas rematadas en capiteles estriados. La espadaña es un añadido del siglo XVIII.
Modillones característicos del mozárabe sostienen el alero del tejado, con destacadas decoraciones de flores de cuatro, seis y ocho pétalos, círculos y esvásticas.