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THC 14. El antropomorfo de Hornos de la Peña, San Felices de Buelna
La
cueva de Hornos de la Peña alberga una de las más completas
colecciones de representaciones paleolíticas del cantábrico, con
hasta 35 grabados, más un caballo pintado en negro, realizados hace
unos 18.000-13.000 años.
Impresionantes figuras de notable tamaño realizadas con naturalismo, caballos, bisontes, ciervos, uros, cabras, un bisonte, un reno, una serpiente...Los artistas paleolíticos de Hornos de la Peña prestaron gran atención al detalle y podemos contemplar crineras, ojos, bocas.
Está orientada al sur en posición dominante sobre un amplio valle fluvial. Cuenta con un gran vestíbulo que atrajo a los últimos grupos de neandertales y los primeros Homo sapiens. Desde el vestíbulo nos encontramos con un desarrollo de unos 150 metros. Tras un estrecho pasadizo que recorremos agachados se halla una gran sala de la que parten dos nuevas galerías. La de la derecha, más larga y sinuosa, nos conduce directamente a la cámara final. De nuevo es preciso agacharse, antes de recibir un sobrecogimiento que nos acompañará al salir al exterior.
En un hueco estratégico se localiza un grabado incomprensible que hace enmudecer. Mitad humano, mitad animal, larga cola y brazo levantado. Situados en el espacio exacto que el autor ocupó al realizar el grabado, las preguntas se disparan y te dejan tan encogido como tu postura.
La cueva cuenta con visitas guiadas de 45 minutos. Es reseñable la excelente divulgación realizada por los guías.
Imagen del antropomorfo de Hornos de la Peña (autor: Johannes Maringer).
Impresionantes figuras de notable tamaño realizadas con naturalismo, caballos, bisontes, ciervos, uros, cabras, un bisonte, un reno, una serpiente...Los artistas paleolíticos de Hornos de la Peña prestaron gran atención al detalle y podemos contemplar crineras, ojos, bocas.
Está orientada al sur en posición dominante sobre un amplio valle fluvial. Cuenta con un gran vestíbulo que atrajo a los últimos grupos de neandertales y los primeros Homo sapiens. Desde el vestíbulo nos encontramos con un desarrollo de unos 150 metros. Tras un estrecho pasadizo que recorremos agachados se halla una gran sala de la que parten dos nuevas galerías. La de la derecha, más larga y sinuosa, nos conduce directamente a la cámara final. De nuevo es preciso agacharse, antes de recibir un sobrecogimiento que nos acompañará al salir al exterior.
En un hueco estratégico se localiza un grabado incomprensible que hace enmudecer. Mitad humano, mitad animal, larga cola y brazo levantado. Situados en el espacio exacto que el autor ocupó al realizar el grabado, las preguntas se disparan y te dejan tan encogido como tu postura.
La cueva cuenta con visitas guiadas de 45 minutos. Es reseñable la excelente divulgación realizada por los guías.
Imagen del antropomorfo de Hornos de la Peña (autor: Johannes Maringer).
THC 7. Cueva de El Linar, o La Busta, Alfoz de Lloredo
En sus paredes no se encuentran las manifestaciones rupestres más espectaculares, ni es de las cuevas cántabras más nombradas.
La cueva se abre en la base del monte Barbecha, en la población de La Busta. Está recorrida por un arroyo que ha modificado un rico yacimiento arqueológico que habla de actividad humana entre la prehistoria y la edad media. Cabe destacar una costilla grabada con cabeza de ciervo, un hacha de la edad del bronce y abundante cerámica medieval.
El artista paleolítico debió tumbarse o recostarse para crear la mayoría de los grabados de El Linar. Se distinguen cabras, rebecos, bisontes y una posible liebre.
Tal vez lo más sorprendente de la cueva son sus referencias a la fertilidad. Por un lado, el grabado de una venus, una silueta esquemática femenina. Finalmente, una de las galerías presenta dos estrechamientos naturales de muy similar aspecto. Estos hombres de la cultura magdaleniense no pudieron hallar un mejor sitio para representar el sexo femenino. Ambos estrechamientos fueron intensamente retocados en los bordes con golpeteos y operaciones de pulido, hasta conseguir una vulva de gran tamaño. Para hacer el efecto más evidente, los laterales fueron grabados con profundas líneas. Sólo se puede especular, lo cierto es que la estrechez de este paso convertido en "vulva" obliga a encogerse, a ir asomando el cuerpo por el agujero poco a poco, en una especie de parto. Como si para pasar primero tuvieses que nacer de nuevo.
(imagen tomada de internet, no he localizado nombre del autor).
(imagen tomada de internet, no he localizado nombre del autor).