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Curiosidades 40. Cruces de término.


Son marcas empleadas para delimitar territorios y su presencia se constata en toda la península ibérica. En el norte es frecuente que aparezcan en el entorno de cursos de agua y sobre todo en las cumbres y elevaciones que actúan de separaciones naturales entre los diferentes valles. Es sabido que también eran empleadas como marcas de deslinde necesarias para los usos ganaderos (por ejemplo, definir el límite hasta donde puede pastar el ganado).
En Cantabria encontramos cruces de término en roquedales, peñascos, mojones, cuevas y abrigos, en rocas sueltas que por naturaleza actúan como hitos en el paisaje, y también en menhires. Al aparecer en menhires podemos pensar que existió un intento de cristianizar el monumento pagano, aparte de amojonar y delimitar territorios.
Las cruces de término se han documentado en diversos puntos del país desde los siglos IX-X. La más frecuente es la cruz con cuatro puntos, uno en cada ángulo.

Bibliogafía: "Manifestaciones rupestres de época histórica en el entorno de la cabecera del Ebro", Carmelo Fndez Ibáñez-Carlos Lamalfa Díaz.

Imagen: cruz de término en el Menhir el Cañón, Mataporquera...




10 jul 2014
autor López Campillo

THC 36. Menhir del Alto de Lodos, Ampuero-Rasines-Guriezo

Recibe el nombre de Ilso de Lodos y es un vestigio de la actividad de las primeras sociedades agrícolas-ganaderas que hacia el V milenio a.c comienzan a dominar y explotar nuevos territorios.

Como "ilso", también "yelso", aparecen designados diversos menhires, en especial en la Cantabria oriental (el de Hayas es un ejemplo cercano). Se trata de un monumento levantado a finales del periodo neolítico, tiempo de nuevas formas económicas y culturales, nuevos ritos y creencias, en medio de un clima que va paulatinamente templándose hasta alcanzar parámetros similares a los actuales.



El Alto de Lodos es una de las elevaciones (540 metros sobre el nivel del mar) que conforman la cuenca del Arroyo Remendón, que más adelante formará el Río Agüera. Se alza a 12 kms de la costa y desde su posición se domina ampliamente la franja costera y los valles a oriente, occidente y sur. A occidente del Alto de Lodos se abre el valle del río Rivahermosa, a su vez tributario del Asón. La elevación queda por lo tanto encajada entre las cuencas del Asón y el Agüera. El entorno es muy rico en manantiales y fuentes. La cima del Alto de Lodos se dispone a modo de campa amplia y propicia para la actividad ganadera, así es hoy y así fue desde el V milenio a.c.



Visión hacia el sur desde el Alto de Lodos. El cordal en la imagen sirve de límite Cantabria-País Vasco.



El menhir es parte de un conjunto megalítico que incluye con certeza un dolmen y otro menhir (habrá tiempo de hablar de ellos). Además, se constata la existencia de diversos posibles túmulos, aunque muy arrasados y que plantean dudas a los investigadores. Hacia el norte del conjunto megalítico surge la forma del peñasco que da asiento a la Ermita de las Nieves, elevación muy característica y visible desde gran parte del oriente cántabro. Siguiendo hacia el norte se localiza la estación megalítica de Hayas-Alto de Guriezo, con dos menhires y diversos túmulos, la cual queda a medio camino entre Lodos y la costa de Laredo-Liendo.



Sin contar su sección enterrada, mide 1,86 metros de longitud. Es un bloque de caliza cuya superficie fue preparada y redondeada mediante intensas labores de desbastado. Hoy sirve como hito divisorio entre las poblaciones de Ampuero, Rasines y Guriezo (otra característica habitual de numerosos monumentos megalíticos cántabros es su utilización histórica como mojones territoriales al menos desde la Edad Media). Presenta una cruz  grabada apenas visible, probablemente producto de su uso como referencia territorial, y tal vez realizada en tiempos medievales.

El menhir cumple otra de las características comunes a este tipo de monumentos megalíticos: la diferente composición respecto a la roca del entorno. En este caso, la caliza del Ilso de Lodos contrasta con las rocas areniscas y arcillosas del paraje inmediato.


Una estampa recurrente en los santuarios megalíticos de la región. Las brañas que fueron "conquistadas" para la actividad pastoril hacia el V milenio a.c, son hoy espacios privilegiados para el ganado en los meses cálidos.



A la izquierda el menhir de Lodos, poco aparente desde esta perspectiva. A la derecha, al fondo, desembocadura del Río Asón. Al ampliar sobre la imagen (pinchar sobre ella) se aprecia a la derecha la población de Colindres.



La imagen permite representar la relación espacial entre las dos estaciones megalíticas que han salido a relucir en el artículo. En primer término se distingue uno de los enterramientos tumulares de Hayas, completamente cubierto por una capa de herbáceas. El menhir de Hayas se localiza a unos pasos de este túmulo. A la izquierda de la imagen, sobre el horizonte, destaca el Pico de las Nieves, cuya posición respecto al menhir de Lodos hemos visto.

Conocer estos enclaves es una experiencia más que interesante, nos conecta con una cultura milenaria sobre la que apenas conocemos nada, y al mismo tiempo, plantados frente a un menhir o un túmulo, vemos nuestro reflejo y nos reconocemos.

Algunos de los túmulos citados de pasada en el artículo han sido arrasados por maquinaria en explotaciones de eucaliptos. La puesta en valor es inexistente. El Alto de Lodos cuenta con tres o cuatro carteles explicativos plantados hace años. Desde hace años, también, no queda ya ni una sola palabra legible en ellos.

Bibliografía consultada: El megalitismo en Cantabria: aproximación a una realidad arqueológica olvidada, Luis César Teira Mayolini, Ed. U.Cantabria, 1994.
24 jul 2013
autor López Campillo

THC 34. Conjunto megalítico de Peña Oviedo, Camaleño

El conjunto de Peña Oviedo nos habla de un momento al final del neolítico donde los pobladores inician la explotación de los territorios interiores. La nueva técnica del pastoreo conlleva que los hombres pasen a valorar las praderas de alta montaña como la que nos ocupa. Asociado a este momento surgirán los monumentos megalíticos, túmulos, menhires, cromlechs, alineamientos de piedras.
El conjunto megalítico de Peña Oviedo se distribuye a lo largo de tres campas elevadas entre los 1500-1200 metros sobre el nivel del mar, en la falda sur del macizo oriental de los Picos de Europa. Los tres escenarios cuentan con manantiales y son utilizados aún hoy por ganado que pasta en régimen de semilibertad. La presencia de manantiales y la idoneidad para el pasto en los meses centrales del año son características que se repiten en las estaciones megalíticas que vamos conociendo a lo largo de Cantabria. Los monumentos megalíticos de Peña Oviedo habrían sido levantados hace unos 5.550 años y en su entorno se desarrolló una economía pastoril, mientras estos hombres seguían dedicándose a labores de caza y recolección de frutos y vegetales.

Del yacimiento se ha recuperado cerámica que permite reconstruir diversas decoraciones, así como abundantes restos pequeños del trabajo en sílex y piezas mayores como percutores, alisadores, un hacha pulimentada y piedras de molienda.

El conjunto presenta una gran complejidad de estructuras. Citaremos la existencia en Peña Oviedo de 2 círculos de piedras (uno de ellos datado en torno a los 5.500 años antes del presente), un monolito tumbado, al menos 10 túmulos, dos cámaras dolménicas con los túmulos arrasados y un alineamiento de piedras con 11 elementos visibles. También se aprecia un muro aterrazado de más de cien metros de longitud cuya función no parece clara, aunque los investigadores lo asocian a las estructuras megalíticas descritas. Por otro lado, los vestigios de una cabaña cuadrangular asociada a los monumentos ayuda a entender la importancia que la explotación económica tuvo en la elección de estas campas montañosas. Al mismo tiempo sirve para desmitificar la idea de que estos asentamientos del final del neolítico tenían un uso exclusivo ritual o ceremonial.
En un entorno paisajístico espectacular, la visita nos acerca a imaginar las actividades, económicas y ceremoniales, de lejanos hombres neolíticos congregados alrededor de estructuras de piedra que nos resultan difíciles de entender.


Alineamiento de piedras.


Congregación de túmulos y círculo de piedras.


Molino de mano y elementos de hoz hallados en el yacimiento de Peña Oviedo (pueden conocerse en el Mupac).


Hacha pulimentada procedente de Peña Oviedo (Mupac).

-Bibliografía consultada: El asentamiento de la Peña Oviedo (Camaleño, Cantabria): la colonización de las áreas montañosas de la cornisa cantábrica, Isturitz: Cuadernos de prehistoria - arqueología,  Nº 6, Agustín Diez Castillo, 1995.


9 jul 2013
autor López Campillo

Curiosidades 36. Ovidio y los "corralucos"

Hace unos días me encontraba subiendo una larga y pindia pista que debía llevarme a una braña plagada de vestigios arqueológicos. El camino era más duro de lo que había imaginado. A ese paso no iba a llegar a lo alto hasta el mediodía, con lo cual la luz sería mucho peor para hacer una pequeña sesión de fotos.
Escucho el motor de un coche y en un minuto el problema está solucionado y me veo subido a un todoterreno. El conductor es Ovidio, un hombre de unos 55 años, llano y bonachón. Se dirige a las mismas campas con un objetivo bien diferente al mío: cuidar su ganado.
"La vida aquí es para los que hemos nacido aquí", comenta Ovidio recordando que las condiciones del valle en el que ha vivido todos sus años son muy diferentes a las que el forastero se ha encontrado este día veraniego.
Ovidio se interesa por mi ruta..."Voy a ver los menhires...". El hombre los ha estado viendo allí tirados durante décadas. "También hay allí unas piedras amontonadas...", me dice. "Sí, hay círculos de piedra y túmulos". Está claro que Ovidio no es aficionado a la arqueología, pero no le ha pasado desapercibido que esos "amontonamientos" de tierra y piedra no los ha hecho la naturaleza. Me explica que los amontonamientos son un misterio para él, seguramente buscando alguna respuesta. En su modo de ver las cosas, han de deberse a antiguas cabañas. ¿Qué podrían ser si no? Esa interpretación ha sido suficiente durante toda su vida para explicar estos elementos de su paisaje cotidiano.
Le explico que esos "amontonamientos" y círculos de piedras fueron levantados hace unos 5000 años. Y que algunos de ellos eran tumbas. Al escuchar la palabra "tumbas" Ovidio abre mucho los ojos y niega con la cabeza.
-¿Los "corralucos"? ¡Qué van a ser tumbas!
Antes de que piense que ha subido a un loco a su todoterreno le explico más o menos lo siguiente (que es lo poco que yo sé sobre los "corralucos" de Ovidio)...
-Lo mismo que hoy hace usted, llevar en verano a su ganado a estas campas, lo hacían estos hombres hace 5000 años. Tenían otras creencias y celebraban rituales alrededor de estos círculos y menhires. Los amontonamientos eran tumbas, ¿No se ha fijado usted en las láminas de roca que están hincadas? Pues las hincaban para hacer una cista, una pequeña cámara en la que depositaban los restos humanos y el ajuar funerario. Luego lo cubrían con capas de tierra y piedra. Después de tantos años aparecen como montones más o menos circulares...
El buen hombre pareció repentinamente convencido, como si algo hubiese encajado en su cabeza. Yo me quedé pensando en la palabra "corralucos" y fascinado con las caras de Ovidio, cercanas a las que pondría un niño que acaba de descubrir algo.  Los "corralucos" son...¡Tumbas de miles de años!


5 jul 2013
autor López Campillo

Curiosidades 34. Un dolmen que no hicieron los hombres

En 1857 el erudito campurriano Ángel de los Ríos publica la primera noticia sobre el Dolmen del Abra, en la  Sierra de Brañosera, Campoo de Yuso. En sus palabras, se trataba de un "monumento céltico", una "piedra en forma de gran cubo o sillar cuadrilongo, puesto de esquina sobre cuatro o cinco piedras aplicadas a uno y otro costado, pero de modo que la superior se halla suspendida sobre ellas y no toca por ninguna parte con la gran mesa inferior (...). La piedra superior tiene 22 pies de largo, 10 de alto y 25 de circunferencia (...). Basta enunciar estas dimensiones para conocer que su peso debe graduarse por miles de arrobas". 
La mención al "dolmen" de Abra y la que Madoz hace en su diccionario acerca del "mojón de Guriezo" (hoy identificado como menhir: el Ilso de Anguía) fueron las únicas noticias que deparó el desconocido megalitismo cántabro en todo el siglo XIX. 
El "monumento" pasó a ser la bandera del megalitismo cántabro durante décadas y cita recurrente en los estudios que sobre megalitismo cántabro van realizándose a lo largo del siglo XX, también en estudios más generalistas sobre la cornisa cantábrica. Lo curioso del asunto es que la mano del hombre no intervino en su "construcción". Es obra de la naturaleza. Hacia 1986 el investigador A.Ocejo fija por primera vez el carácter natural de esta formación.

(documentación El megalitismo en Cantabria: aproximación a una realidad arqueológica olvidada, Luis César Teira Mayolini, Universidad de Cantabria, 1994).


2 jul 2013
autor López Campillo

Curiosidades 33. Cantabria megalítica

Túmulos, dólmenes, cromlechs, menhires...El megalitismo cántabro es un gran desconocido. Apenas investigado, sin puesta en valor. Seguir sus huellas nos obliga a intentar comprender la disposición en el paisaje de estos espacios rituales del neolítico y comienzo de la edad del bronce. Y su significado. Monumentos no valorados que nos acercan a una Cantabria milenaria que espera al visitante en las brañas y los cordales.

Este mapa (extraído de "Nuevas tecnologías, viejas piedras: un repaso al megalitismo en Cantabria", A. Díez Castillo) permite hacerse una idea de la cuestión. Representa la concentración de estructuras megalíticas conocidas...



THC 28. Menhir Peñahincada, Reinosilla

Pesa tres toneladas y mide 3 metros de alto, 2,20 metros visibles. Hace unos 5.000 años fue acarreado una distancia de un km, hasta ser hincado en el paraje de Los Juncales, en la población de Reinosilla (Valdeolea). Fue tallado en conglomerado arenisco, una masa de arenas compactadas en la que se aprecian pequeños cantos incrustados. Es uno de los 8 menhires que forman la llamada ruta de los menhires de Valdeolea.
Es necesario destacar que Reinosilla alberga otros dos hitos megalíticos, dos grandes rocas labradas que actualmente sirven de puente que salva un riachuelo, y que en tiempos probablemente pertenecieron a la cámara de un monumento funerario megalítico (dolmen). 
Con frecuencia los menhires aparecen asociados a leyendas locales. El de Reinosilla se relaciona nada menos que con Sansón (es conocido popularmente como "piedra de Sansón"), forzudo que lo lanzó desde un alto cercano para dejarlo clavado en el paraje de Los Juncales. Hasta años recientes permanecía bastante inclinado, en la actualidad luce tal cual aparece en las imágenes.



16 jun 2013
autor López Campillo

Curiosidades 20. Buscando un túmulo

En esta publicación apenas voy a hablar del "tesoro" en cuestión. Se trata de contar la vivencia de buscarlo por los montes de Cantabria.

En el último año y medio he ido a este lugar 4 veces buscándolo. Lo único que sabía es el topónimo de la zona, topónimo que no era conocido ni por los escasos lugareños que me he cruzado. En fin, que la única opción era patear y confiar en la suerte, y en el ojo. El maldito no aparecía y ya empecé a dudar de la escueta información que me puso sobre su pista. Tal vez la maleza había terminado de engullirlo. Ayer hice otra tentativa. 12 kms caminados y ya me volvía al coche apuntando otro fracaso. Un último vistazo, el sol a unos milímetros de perderse en el horizonte. Según los planos, debía localizarse a la derecha del sendero que ya había recorrido muchas veces. Nada, no hay nada que hacer. Sólo veo zarzas y bardales mucho más altos que yo. De repente miro a la izquierda, aún convencido de que "tiene que estar ahí, a la derecha", en algún lugar. Y lo veo. Enorme y misterioso como pocas cosas que haya visto. Lo había tenido a un giro de cabeza en todas las ocasiones anteriores.

No es una iglesia espectacular. No aparece en las guías oficiales y sé que el desconocimiento hará que muchos ciudadanos no lo valoren, ni lo comprendan. Pero impresiona y merece el relato. Es un túmulo megalítico de unos treinta metros de diámetro, cerca de tres metros de altura. Lleva cerca de 6.000 años callado y olvidado, imponente, rodeado de un pinar que parece tener miedo de acercarse demasiado. Los primeros agricultores-ganaderos que poblaron la comarca levantaron una pequeña cámara con láminas (lajas) talladas en arenisca. Colocaron en su interior un ajuar funerario y los restos de sus difuntos. Luego cubrieron la cámara con capas de tierra y piedras.

Y ahí sigue. Me lo ha puesto difícil (y reconozco que yo no he andado muy listo en la búsqueda), pero le agradezco que por fin me haya dejado conocerle

Túmulo La Turba, Estación megalítica Hayas-Guriezo.



8 jun 2013
autor López Campillo

Curiosidades 18. Dos menhires-mojones territoriales

Son dos grandes hitos o mojones labrados en arenisca, de unos 2 metros de alto, conocidos como Matorra 1 y 2. De los menhires de Valdeolea son los que más dudas presentan en cuanto a su catalogación como verdaderos monumentos megalíticos. Presentan cruces grabadas que pueden indicar su uso en la edad media como hitos territoriales que separaban las juntas vecinales, sin descartarse que en efecto se trate de menhires, "cristianizados" milenios después. 






Curiosidades 8. Hincando menhires


Esta imagen la podemos encontrar en los paneles explicativos de la ruta de los menhires de Valdeolea (aquí hemos hablado del llamado"Cabezudo"). Sirve para hacerse una idea del modo en que fueron hincados en el terreno. Lógicamente eran trabajos comunitarios (no lo hacían los tres o cuatro señores dibujados) que dan cuenta de la existencia de una jerarquía, alguien con capacidad y poder para ordenar un trabajo que involucraba al conjunto de estas sociedades agrícolas y ganaderas de hace unos 5.000 años.
El Menhir Cabezudo es un buen ejemplo de este modo de trabajo y de cómo fue rellenado el hueco con piedras menudas y medianas, a fin de afianzar la mole arenisca. De hecho, a unas decenas de metros del emplazamiento actual del Cabezudo podemos encontrar su emplazamiento original y la gran cantidad de piedras que durante miles de años sirvieron para afianzarlo.





Curiosidades 1. Dos menhires relacionados

Un apunte sobre el menhir Yelso de Hayas.

Es frecuente que este tipo de monumentos megalíticos se encuentren en relación espacial con otros cercanos, a veces conectados incluso visualmente. En el caso del Yelso de Hayas el más inmediato se localiza en el Alto de Guriezo. Ambos menhires vendrían a marcar los extremos de un cordal montañoso que estas sociedades emplearon como lugar de hábitat y enterramiento hace alrededor de 5.500 años. Más allá del Alto de Guriezo, extremo oriental del cordal, se localiza un alto número de más manifestaciones megalíticas (túmulos y algún menhir). Si consideramos todos estos monumentos se aprecia que forman una línea irregular paralela a la costa de más de 11 kms.

La imagen representa esta relación entre el Yelso de Hayas y el menhir del Alto de Guriezo. A la derecha aparece el Yelso. En el centro de la imagen puede verse un pino que destaca sobre los demás, tras él, a su izquierda se entreve una estructura blanca que marca la posición del Alto de Guriezo y del otro menhir del que hablamos. Entre ambos menhires hay en línea recta 1.872 metros. 



THC 17. Menhir "El Cabezudo", Valdeolea

Esta piedra hincada de 4,85 metros de altura (3,85 visibles) se halla emplazada en el paraje de Los Olmos, en la población de Las Quintanillas. Fue labrada en arenisca y llevada a un altozano de roca caliza. Su peso estimado es de 5 toneladas. 

El impresionante Cabezudo es uno de los al menos 8 menhires que conforman el conjunto de menhires de Valdeolea. Se encuentran alineados prácticamente en línea recta con orientación sudeste-noroeste, casi en paralelo a la derrota solar durante el solsticio de verano. Son misteriosas piedras labradas, transportadas e hincadas por las primeras comunidades agrícolas asentadas en Valdeolea al final del neolítico. El Cabezudo y los demás menhires del conjunto se relacionan con diversas cámaras funerarias del mismo periodo localizadas en la zona; probablemente responden a la práctica de cultos solares, sin descartarse que pudieran servir como delimitación de los terrenos de las distintas comunidades.

El menhir presenta grabados incisos realizados con instrumentos metálicos. Es muy visible una cruz de época medieval que responde a la necesidad de "cristianizar" este extraño vestigio que testifica un culto milenario. La cruz de El Cabezudo se asocia también a acuerdos de división de tierras entre las juntas vecinales, los cuales quedaban sellados con una inscripción sobre el menhir.

Se da la circunstancia de que El Cabezudo llegó al siglo XXI partido en dos mitades y vencido. La labor de defensores del patrimonio histórico de Valdeolea permitió la recuperación del que a día de hoy es el menhir más alto del norte de España.

La llamada ruta de los menhires de Valdeolea nos enfrenta al misterio de estas piedras hincadas y es la mayor concentración de evidencias megalíticas de esta clase conocida en el norte peninsular. Cantabria alberga un centenar largo de vestigios megalíticos, menhires, túmulos, dólmenes.



THC 9. Menhir Yelso de Hayas, Limpias-Liendo-Ampuero

Varios menhires cántabros aparecen tradicionalmente denominados como ilso, iso o yelso. El menhir del Yelso de Hayas se sitúa en el cordal que separa el valle de Liendo y el valle del Asón, y aún hoy sirve de hito territorial que delimita las tres poblaciones citadas.
Es un testimonio de los nuevos rituales a los que se acogieron las primeras poblaciones neolíticas de la zona oriental de Cantabria. Estos grupos protagonizan la ocupación de nuevos territorios y rompen con las prácticas económicas de los últimos cazadores-recolectores. Se asientan por vez primera en el territorio, levantan estructuras, cabañas, túmulos funerarios, menhires. Son los primeros agricultores y ganaderos de estas tierras.
Las investigaciones han descubierto que el menhir fue levantado directamente sobre la roca que forma el suelo, sin necesidad de hacer un agujero, hundir una parte del megalito, y hacer un relleno con piedras que diesen solidez a la estructura.
El Yelso de Hayas está asociado a 3 túmulos megalíticos, probablemente enterramientos, el más visible es de 26 metros de diámetro. Por desgracia han llegado a nuestros días arrasados, con las cámaras funerarias vencidas y los previsibles ajuares funerarios expoliados, lo cual complica sobremanera todo intento de investigación y datación.
Pese a ello se han recuperado restos de cerámicas fabricadas a mano, piezas retocadas de sílex de gran variedad de colores, sobre todo buriles y raspadores. También elementos de adorno en piedra pulimentada, especialmente una cuenta (¿de collar?) de color verde que según cuentan los investigadores pudiera indicar contactos económicos con poblaciones megalíticas de otros lugares de la península. El entorno del menhir también alberga lo que parece ser una zona de habitación, que sirve para desterrar la típica imagen que se tenía sobre estos pobladores como hombres que alzaban estos misteriosos menhires, pero no ocupaban su entorno, ni vivían en sus alrededores. Las dataciones sitúan este yacimiento a mediados del VI milenio antes del presente, si bien el menhir pudo ser alzado con posterioridad al resto de estructuras.
¿Su función? Siempre se apunta al carácter ritual y de ocupación de un espacio. El Yelso de Hayas, enseñoriado en un paraje desde el que se domina la desembocadura del Asón y el Agüera, y la bahía de Santoña, parece estar marcando desde hace miles de años el acceso a la costa desde el interior.




5 jun 2013
autor López Campillo
Espacio para la divulgación del patrimonio histórico cántabro. Funciona a modo de inventario de "hitos con historia" esparcidos por los valles, montañas y pueblos de la región, entre la prehistoria y la guerra civil: cuevas y abrigos prehistóricos, grabados post-paleolíticos, menhires y túmulos megalíticos, poblados castreños, estelas, campamentos romanos, necrópolis, ermitas rupestres, iglesias, retablos, torres medievales, fortalezas, casonas solariegas, escudos, batanes, ferrerías, molinos de marea y río, hórreos, faros, trincheras, nidos de ametralladora...
cachos de historia que sin duda merecen ser conocidos, valorados y preservados.

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