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THC 36. Menhir del Alto de Lodos, Ampuero-Rasines-Guriezo
Recibe el nombre de Ilso de Lodos y es un vestigio de la actividad de las primeras sociedades agrícolas-ganaderas que hacia el V milenio a.c comienzan a dominar y explotar nuevos territorios.
Como "ilso", también "yelso", aparecen designados diversos menhires, en especial en la Cantabria oriental (el de Hayas es un ejemplo cercano). Se trata de un monumento levantado a finales del periodo neolítico, tiempo de nuevas formas económicas y culturales, nuevos ritos y creencias, en medio de un clima que va paulatinamente templándose hasta alcanzar parámetros similares a los actuales.
El Alto de Lodos es una de las elevaciones (540 metros sobre el nivel del mar) que conforman la cuenca del Arroyo Remendón, que más adelante formará el Río Agüera. Se alza a 12 kms de la costa y desde su posición se domina ampliamente la franja costera y los valles a oriente, occidente y sur. A occidente del Alto de Lodos se abre el valle del río Rivahermosa, a su vez tributario del Asón. La elevación queda por lo tanto encajada entre las cuencas del Asón y el Agüera. El entorno es muy rico en manantiales y fuentes. La cima del Alto de Lodos se dispone a modo de campa amplia y propicia para la actividad ganadera, así es hoy y así fue desde el V milenio a.c.
Visión hacia el sur desde el Alto de Lodos. El cordal en la imagen sirve de límite Cantabria-País Vasco.
El menhir es parte de un conjunto megalítico que incluye con certeza un dolmen y otro menhir (habrá tiempo de hablar de ellos). Además, se constata la existencia de diversos posibles túmulos, aunque muy arrasados y que plantean dudas a los investigadores. Hacia el norte del conjunto megalítico surge la forma del peñasco que da asiento a la Ermita de las Nieves, elevación muy característica y visible desde gran parte del oriente cántabro. Siguiendo hacia el norte se localiza la estación megalítica de Hayas-Alto de Guriezo, con dos menhires y diversos túmulos, la cual queda a medio camino entre Lodos y la costa de Laredo-Liendo.
Sin contar su sección enterrada, mide 1,86 metros de longitud. Es un bloque de caliza cuya superficie fue preparada y redondeada mediante intensas labores de desbastado. Hoy sirve como hito divisorio entre las poblaciones de Ampuero, Rasines y Guriezo (otra característica habitual de numerosos monumentos megalíticos cántabros es su utilización histórica como mojones territoriales al menos desde la Edad Media). Presenta una cruz grabada apenas visible, probablemente producto de su uso como referencia territorial, y tal vez realizada en tiempos medievales.
El menhir cumple otra de las características comunes a este tipo de monumentos megalíticos: la diferente composición respecto a la roca del entorno. En este caso, la caliza del Ilso de Lodos contrasta con las rocas areniscas y arcillosas del paraje inmediato.
Una estampa recurrente en los santuarios megalíticos de la región. Las brañas que fueron "conquistadas" para la actividad pastoril hacia el V milenio a.c, son hoy espacios privilegiados para el ganado en los meses cálidos.
A la izquierda el menhir de Lodos, poco aparente desde esta perspectiva. A la derecha, al fondo, desembocadura del Río Asón. Al ampliar sobre la imagen (pinchar sobre ella) se aprecia a la derecha la población de Colindres.
La imagen permite representar la relación espacial entre las dos estaciones megalíticas que han salido a relucir en el artículo. En primer término se distingue uno de los enterramientos tumulares de Hayas, completamente cubierto por una capa de herbáceas. El menhir de Hayas se localiza a unos pasos de este túmulo. A la izquierda de la imagen, sobre el horizonte, destaca el Pico de las Nieves, cuya posición respecto al menhir de Lodos hemos visto.
Conocer estos enclaves es una experiencia más que interesante, nos conecta con una cultura milenaria sobre la que apenas conocemos nada, y al mismo tiempo, plantados frente a un menhir o un túmulo, vemos nuestro reflejo y nos reconocemos.
Algunos de los túmulos citados de pasada en el artículo han sido arrasados por maquinaria en explotaciones de eucaliptos. La puesta en valor es inexistente. El Alto de Lodos cuenta con tres o cuatro carteles explicativos plantados hace años. Desde hace años, también, no queda ya ni una sola palabra legible en ellos.
Bibliografía consultada: El megalitismo en Cantabria: aproximación a una realidad arqueológica olvidada, Luis César Teira Mayolini, Ed. U.Cantabria, 1994.
Como "ilso", también "yelso", aparecen designados diversos menhires, en especial en la Cantabria oriental (el de Hayas es un ejemplo cercano). Se trata de un monumento levantado a finales del periodo neolítico, tiempo de nuevas formas económicas y culturales, nuevos ritos y creencias, en medio de un clima que va paulatinamente templándose hasta alcanzar parámetros similares a los actuales.
El Alto de Lodos es una de las elevaciones (540 metros sobre el nivel del mar) que conforman la cuenca del Arroyo Remendón, que más adelante formará el Río Agüera. Se alza a 12 kms de la costa y desde su posición se domina ampliamente la franja costera y los valles a oriente, occidente y sur. A occidente del Alto de Lodos se abre el valle del río Rivahermosa, a su vez tributario del Asón. La elevación queda por lo tanto encajada entre las cuencas del Asón y el Agüera. El entorno es muy rico en manantiales y fuentes. La cima del Alto de Lodos se dispone a modo de campa amplia y propicia para la actividad ganadera, así es hoy y así fue desde el V milenio a.c.
Visión hacia el sur desde el Alto de Lodos. El cordal en la imagen sirve de límite Cantabria-País Vasco.
El menhir es parte de un conjunto megalítico que incluye con certeza un dolmen y otro menhir (habrá tiempo de hablar de ellos). Además, se constata la existencia de diversos posibles túmulos, aunque muy arrasados y que plantean dudas a los investigadores. Hacia el norte del conjunto megalítico surge la forma del peñasco que da asiento a la Ermita de las Nieves, elevación muy característica y visible desde gran parte del oriente cántabro. Siguiendo hacia el norte se localiza la estación megalítica de Hayas-Alto de Guriezo, con dos menhires y diversos túmulos, la cual queda a medio camino entre Lodos y la costa de Laredo-Liendo.
Sin contar su sección enterrada, mide 1,86 metros de longitud. Es un bloque de caliza cuya superficie fue preparada y redondeada mediante intensas labores de desbastado. Hoy sirve como hito divisorio entre las poblaciones de Ampuero, Rasines y Guriezo (otra característica habitual de numerosos monumentos megalíticos cántabros es su utilización histórica como mojones territoriales al menos desde la Edad Media). Presenta una cruz grabada apenas visible, probablemente producto de su uso como referencia territorial, y tal vez realizada en tiempos medievales.
El menhir cumple otra de las características comunes a este tipo de monumentos megalíticos: la diferente composición respecto a la roca del entorno. En este caso, la caliza del Ilso de Lodos contrasta con las rocas areniscas y arcillosas del paraje inmediato.
Una estampa recurrente en los santuarios megalíticos de la región. Las brañas que fueron "conquistadas" para la actividad pastoril hacia el V milenio a.c, son hoy espacios privilegiados para el ganado en los meses cálidos.
A la izquierda el menhir de Lodos, poco aparente desde esta perspectiva. A la derecha, al fondo, desembocadura del Río Asón. Al ampliar sobre la imagen (pinchar sobre ella) se aprecia a la derecha la población de Colindres.
La imagen permite representar la relación espacial entre las dos estaciones megalíticas que han salido a relucir en el artículo. En primer término se distingue uno de los enterramientos tumulares de Hayas, completamente cubierto por una capa de herbáceas. El menhir de Hayas se localiza a unos pasos de este túmulo. A la izquierda de la imagen, sobre el horizonte, destaca el Pico de las Nieves, cuya posición respecto al menhir de Lodos hemos visto.
Conocer estos enclaves es una experiencia más que interesante, nos conecta con una cultura milenaria sobre la que apenas conocemos nada, y al mismo tiempo, plantados frente a un menhir o un túmulo, vemos nuestro reflejo y nos reconocemos.
Algunos de los túmulos citados de pasada en el artículo han sido arrasados por maquinaria en explotaciones de eucaliptos. La puesta en valor es inexistente. El Alto de Lodos cuenta con tres o cuatro carteles explicativos plantados hace años. Desde hace años, también, no queda ya ni una sola palabra legible en ellos.
Bibliografía consultada: El megalitismo en Cantabria: aproximación a una realidad arqueológica olvidada, Luis César Teira Mayolini, Ed. U.Cantabria, 1994.
24 jul 2013
autor López Campillo
Curiosidades 33. Cantabria megalítica
Túmulos, dólmenes, cromlechs, menhires...El megalitismo cántabro es un gran desconocido. Apenas investigado, sin puesta en valor. Seguir sus huellas nos obliga a intentar comprender la disposición en el paisaje de estos espacios rituales del neolítico y comienzo de la edad del bronce. Y su significado. Monumentos no valorados que nos acercan a una Cantabria milenaria que espera al visitante en las brañas y los cordales.
Este mapa (extraído de "Nuevas tecnologías, viejas piedras: un repaso al megalitismo en Cantabria", A. Díez Castillo) permite hacerse una idea de la cuestión. Representa la concentración de estructuras megalíticas conocidas...
Este mapa (extraído de "Nuevas tecnologías, viejas piedras: un repaso al megalitismo en Cantabria", A. Díez Castillo) permite hacerse una idea de la cuestión. Representa la concentración de estructuras megalíticas conocidas...
25 jun 2013
autor López Campillo
THC 28. Menhir Peñahincada, Reinosilla
Pesa tres toneladas y mide 3 metros de alto, 2,20 metros visibles. Hace unos 5.000 años fue acarreado una distancia de un km, hasta ser hincado en el paraje de Los Juncales, en la población de Reinosilla (Valdeolea). Fue tallado en conglomerado arenisco, una masa de arenas compactadas en la que se aprecian pequeños cantos incrustados. Es uno de los 8 menhires que forman la llamada ruta de los menhires de Valdeolea.
Es necesario destacar que Reinosilla alberga otros dos hitos megalíticos, dos grandes rocas labradas que actualmente sirven de puente que salva un riachuelo, y que en tiempos probablemente pertenecieron a la cámara de un monumento funerario megalítico (dolmen).
Con frecuencia los menhires aparecen asociados a leyendas locales. El de Reinosilla se relaciona nada menos que con Sansón (es conocido popularmente como "piedra de Sansón"), forzudo que lo lanzó desde un alto cercano para dejarlo clavado en el paraje de Los Juncales. Hasta años recientes permanecía bastante inclinado, en la actualidad luce tal cual aparece en las imágenes.
Curiosidades 18. Dos menhires-mojones territoriales
Son
dos grandes hitos o mojones labrados en arenisca, de unos 2 metros de
alto, conocidos como Matorra 1 y 2. De los menhires de Valdeolea son
los que más dudas presentan en cuanto a su catalogación como
verdaderos monumentos megalíticos. Presentan cruces grabadas que
pueden indicar su uso en la edad media como hitos territoriales que
separaban las juntas vecinales, sin descartarse que en efecto se
trate de menhires, "cristianizados" milenios después.
8 jun 2013
autor López Campillo
Curiosidades 8. Hincando menhires
Esta
imagen la podemos encontrar en los paneles explicativos de la ruta de
los menhires de Valdeolea (aquí hemos hablado del llamado"Cabezudo"). Sirve para hacerse una idea del modo en que
fueron hincados en el terreno. Lógicamente eran trabajos
comunitarios (no lo hacían los tres o cuatro señores dibujados) que
dan cuenta de la existencia de una jerarquía, alguien con capacidad
y poder para ordenar un trabajo que involucraba al conjunto de estas
sociedades agrícolas y ganaderas de hace unos 5.000 años.
El Menhir Cabezudo es un buen ejemplo de este modo de trabajo y de cómo fue rellenado el hueco con piedras menudas y medianas, a fin de afianzar la mole arenisca. De hecho, a unas decenas de metros del emplazamiento actual del Cabezudo podemos encontrar su emplazamiento original y la gran cantidad de piedras que durante miles de años sirvieron para afianzarlo.
El Menhir Cabezudo es un buen ejemplo de este modo de trabajo y de cómo fue rellenado el hueco con piedras menudas y medianas, a fin de afianzar la mole arenisca. De hecho, a unas decenas de metros del emplazamiento actual del Cabezudo podemos encontrar su emplazamiento original y la gran cantidad de piedras que durante miles de años sirvieron para afianzarlo.
Curiosidades 1. Dos menhires relacionados
Un apunte sobre el menhir Yelso de Hayas.
Es frecuente que este tipo de monumentos megalíticos se encuentren en relación espacial con otros cercanos, a veces conectados incluso visualmente. En el caso del Yelso de Hayas el más inmediato se localiza en el Alto de Guriezo. Ambos menhires vendrían a marcar los extremos de un cordal montañoso que estas sociedades emplearon como lugar de hábitat y enterramiento hace alrededor de 5.500 años. Más allá del Alto de Guriezo, extremo oriental del cordal, se localiza un alto número de más manifestaciones megalíticas (túmulos y algún menhir). Si consideramos todos estos monumentos se aprecia que forman una línea irregular paralela a la costa de más de 11 kms.
La imagen representa esta relación entre el Yelso de Hayas y el menhir del Alto de Guriezo. A la derecha aparece el Yelso. En el centro de la imagen puede verse un pino que destaca sobre los demás, tras él, a su izquierda se entreve una estructura blanca que marca la posición del Alto de Guriezo y del otro menhir del que hablamos. Entre ambos menhires hay en línea recta 1.872 metros.
Es frecuente que este tipo de monumentos megalíticos se encuentren en relación espacial con otros cercanos, a veces conectados incluso visualmente. En el caso del Yelso de Hayas el más inmediato se localiza en el Alto de Guriezo. Ambos menhires vendrían a marcar los extremos de un cordal montañoso que estas sociedades emplearon como lugar de hábitat y enterramiento hace alrededor de 5.500 años. Más allá del Alto de Guriezo, extremo oriental del cordal, se localiza un alto número de más manifestaciones megalíticas (túmulos y algún menhir). Si consideramos todos estos monumentos se aprecia que forman una línea irregular paralela a la costa de más de 11 kms.
La imagen representa esta relación entre el Yelso de Hayas y el menhir del Alto de Guriezo. A la derecha aparece el Yelso. En el centro de la imagen puede verse un pino que destaca sobre los demás, tras él, a su izquierda se entreve una estructura blanca que marca la posición del Alto de Guriezo y del otro menhir del que hablamos. Entre ambos menhires hay en línea recta 1.872 metros.
7 jun 2013
autor López Campillo
THC 17. Menhir "El Cabezudo", Valdeolea
Esta
piedra hincada de 4,85 metros de altura (3,85 visibles) se halla
emplazada en el paraje de Los Olmos, en la población de Las
Quintanillas. Fue labrada en arenisca y llevada a un altozano de roca
caliza. Su peso estimado es de 5 toneladas.
El impresionante Cabezudo es uno de los al menos 8 menhires que conforman el conjunto de menhires de Valdeolea. Se encuentran alineados prácticamente en línea recta con orientación sudeste-noroeste, casi en paralelo a la derrota solar durante el solsticio de verano. Son misteriosas piedras labradas, transportadas e hincadas por las primeras comunidades agrícolas asentadas en Valdeolea al final del neolítico. El Cabezudo y los demás menhires del conjunto se relacionan con diversas cámaras funerarias del mismo periodo localizadas en la zona; probablemente responden a la práctica de cultos solares, sin descartarse que pudieran servir como delimitación de los terrenos de las distintas comunidades.
El menhir presenta grabados incisos realizados con instrumentos metálicos. Es muy visible una cruz de época medieval que responde a la necesidad de "cristianizar" este extraño vestigio que testifica un culto milenario. La cruz de El Cabezudo se asocia también a acuerdos de división de tierras entre las juntas vecinales, los cuales quedaban sellados con una inscripción sobre el menhir.
Se da la circunstancia de que El Cabezudo llegó al siglo XXI partido en dos mitades y vencido. La labor de defensores del patrimonio histórico de Valdeolea permitió la recuperación del que a día de hoy es el menhir más alto del norte de España.
La llamada ruta de los menhires de Valdeolea nos enfrenta al misterio de estas piedras hincadas y es la mayor concentración de evidencias megalíticas de esta clase conocida en el norte peninsular. Cantabria alberga un centenar largo de vestigios megalíticos, menhires, túmulos, dólmenes.
El impresionante Cabezudo es uno de los al menos 8 menhires que conforman el conjunto de menhires de Valdeolea. Se encuentran alineados prácticamente en línea recta con orientación sudeste-noroeste, casi en paralelo a la derrota solar durante el solsticio de verano. Son misteriosas piedras labradas, transportadas e hincadas por las primeras comunidades agrícolas asentadas en Valdeolea al final del neolítico. El Cabezudo y los demás menhires del conjunto se relacionan con diversas cámaras funerarias del mismo periodo localizadas en la zona; probablemente responden a la práctica de cultos solares, sin descartarse que pudieran servir como delimitación de los terrenos de las distintas comunidades.
El menhir presenta grabados incisos realizados con instrumentos metálicos. Es muy visible una cruz de época medieval que responde a la necesidad de "cristianizar" este extraño vestigio que testifica un culto milenario. La cruz de El Cabezudo se asocia también a acuerdos de división de tierras entre las juntas vecinales, los cuales quedaban sellados con una inscripción sobre el menhir.
Se da la circunstancia de que El Cabezudo llegó al siglo XXI partido en dos mitades y vencido. La labor de defensores del patrimonio histórico de Valdeolea permitió la recuperación del que a día de hoy es el menhir más alto del norte de España.
La llamada ruta de los menhires de Valdeolea nos enfrenta al misterio de estas piedras hincadas y es la mayor concentración de evidencias megalíticas de esta clase conocida en el norte peninsular. Cantabria alberga un centenar largo de vestigios megalíticos, menhires, túmulos, dólmenes.
THC 9. Menhir Yelso de Hayas, Limpias-Liendo-Ampuero
Varios
menhires cántabros aparecen tradicionalmente denominados como ilso,
iso o yelso. El menhir del Yelso de Hayas se sitúa en el cordal que
separa el valle de Liendo y el valle del Asón, y aún hoy sirve de
hito territorial que delimita las tres poblaciones citadas.
Es un testimonio de los nuevos rituales a los que se acogieron las primeras poblaciones neolíticas de la zona oriental de Cantabria. Estos grupos protagonizan la ocupación de nuevos territorios y rompen con las prácticas económicas de los últimos cazadores-recolectores. Se asientan por vez primera en el territorio, levantan estructuras, cabañas, túmulos funerarios, menhires. Son los primeros agricultores y ganaderos de estas tierras.
Las investigaciones han descubierto que el menhir fue levantado directamente sobre la roca que forma el suelo, sin necesidad de hacer un agujero, hundir una parte del megalito, y hacer un relleno con piedras que diesen solidez a la estructura.
El Yelso de Hayas está asociado a 3 túmulos megalíticos, probablemente enterramientos, el más visible es de 26 metros de diámetro. Por desgracia han llegado a nuestros días arrasados, con las cámaras funerarias vencidas y los previsibles ajuares funerarios expoliados, lo cual complica sobremanera todo intento de investigación y datación.
Pese a ello se han recuperado restos de cerámicas fabricadas a mano, piezas retocadas de sílex de gran variedad de colores, sobre todo buriles y raspadores. También elementos de adorno en piedra pulimentada, especialmente una cuenta (¿de collar?) de color verde que según cuentan los investigadores pudiera indicar contactos económicos con poblaciones megalíticas de otros lugares de la península. El entorno del menhir también alberga lo que parece ser una zona de habitación, que sirve para desterrar la típica imagen que se tenía sobre estos pobladores como hombres que alzaban estos misteriosos menhires, pero no ocupaban su entorno, ni vivían en sus alrededores. Las dataciones sitúan este yacimiento a mediados del VI milenio antes del presente, si bien el menhir pudo ser alzado con posterioridad al resto de estructuras.
¿Su función? Siempre se apunta al carácter ritual y de ocupación de un espacio. El Yelso de Hayas, enseñoriado en un paraje desde el que se domina la desembocadura del Asón y el Agüera, y la bahía de Santoña, parece estar marcando desde hace miles de años el acceso a la costa desde el interior.
Es un testimonio de los nuevos rituales a los que se acogieron las primeras poblaciones neolíticas de la zona oriental de Cantabria. Estos grupos protagonizan la ocupación de nuevos territorios y rompen con las prácticas económicas de los últimos cazadores-recolectores. Se asientan por vez primera en el territorio, levantan estructuras, cabañas, túmulos funerarios, menhires. Son los primeros agricultores y ganaderos de estas tierras.
Las investigaciones han descubierto que el menhir fue levantado directamente sobre la roca que forma el suelo, sin necesidad de hacer un agujero, hundir una parte del megalito, y hacer un relleno con piedras que diesen solidez a la estructura.
El Yelso de Hayas está asociado a 3 túmulos megalíticos, probablemente enterramientos, el más visible es de 26 metros de diámetro. Por desgracia han llegado a nuestros días arrasados, con las cámaras funerarias vencidas y los previsibles ajuares funerarios expoliados, lo cual complica sobremanera todo intento de investigación y datación.
Pese a ello se han recuperado restos de cerámicas fabricadas a mano, piezas retocadas de sílex de gran variedad de colores, sobre todo buriles y raspadores. También elementos de adorno en piedra pulimentada, especialmente una cuenta (¿de collar?) de color verde que según cuentan los investigadores pudiera indicar contactos económicos con poblaciones megalíticas de otros lugares de la península. El entorno del menhir también alberga lo que parece ser una zona de habitación, que sirve para desterrar la típica imagen que se tenía sobre estos pobladores como hombres que alzaban estos misteriosos menhires, pero no ocupaban su entorno, ni vivían en sus alrededores. Las dataciones sitúan este yacimiento a mediados del VI milenio antes del presente, si bien el menhir pudo ser alzado con posterioridad al resto de estructuras.
¿Su función? Siempre se apunta al carácter ritual y de ocupación de un espacio. El Yelso de Hayas, enseñoriado en un paraje desde el que se domina la desembocadura del Asón y el Agüera, y la bahía de Santoña, parece estar marcando desde hace miles de años el acceso a la costa desde el interior.
5 jun 2013
autor López Campillo