autor : López Campillo 14 jun 2013

Aniezo es una población de Cabezón de Liébana situada en la vertiente oeste de Peña Sagra y atravesada por el río Aniezo, tributario del Deva.
En el centro del pueblo podemos conocer un "parque del agua" (presas, molino, puente medieval, lavadero) en el que destaca una pisa o batán, recuerdo de oficios perdidos.
En 1753 aparece citada la existencia de una pisa en Aniezo. Un siglo después se tiene constancia de dos. Son artefactos construídos en madera que aprovechan la fuerza de la corriente y permitían golpear, desengrasar y enfurtir las toscas telas procedentes del telar que se situaba en la población de Cabezón. El resultado era un paño tupido y resistente.
Claudio Martínez, vecino de Aniezo, es considerado el último pisador y molinero del pueblo: "Bajábamos con los burros todos los lunes a recoger las telas que nos dejaban en Potes. Era un trabajo muy sacrificado, ya que había que estar pendiente de la pisa durante dos o tres días continuamente, cada vez que colocabas en el cajón o "peju" la tela doblada, que era golpeada por los mazos. El agua, venía desviada por un canal y se regulaba su entrada a la pisa. Una gran rueda iba girando, y entre las paletas que tenía la rueda, iban colocados unos botes de madera, que recogían el agua y mojaban constantemente la tela, que se medía en varas, y cada una de ellas tenía cuatro cuartas, aproximadamente, lo que equivalía a 88 centímetros. De cada cinco varas, mermaba siempre una. Con el sayal pisado se hacían mantas, escarpines, alforjas, o costales".

En 1987 este vecino construyó el batán que hoy podemos contemplar. "Fue un trabajo que lo hice por nostalgia, ya que en este lugar trabajé desde chaval con mi padre. Conseguí la madera en el monte de Aniezo. Lo que más me costó hacer fue la rueda, ya que hay que tener mucha precisión para poder componerla, pero el trabajo está hecho, y me gusta que forme parte de este conjunto etnográfico, así como que venga la gente a visitarlo".
Cantabria contó con numerosos batales, comunales y privados. Ledantes y Aniezo albergan las dos últimas muestras.

Mazos de madera de unos 70 u 80 kilos, encargados de golpear la ropa.

Testimonio de Claudio Martínez extraído de Diario Montañés.

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cachos de historia que sin duda merecen ser conocidos, valorados y preservados.

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